Banda Sinfónica: Valses de Strauss

Domingo 29 de setiembre, 17 h | Entrada libre por invitación

La Banda Sinfónica de Montevideo en el marco de su temporada 112  presenta su ciclo de Primavera con una gira por los barrios de Montevideo llevando a distintos municipios del departamento un conjunto de obras del más aclamado compositor de valses de todos los tiempos.

ENTRADAD LIBRE POR INVITACIÓN
a retirar en sala o por reservas al 1950 8921 

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El Autor

Johann Strauss

(Viena, 1825-id., 1899) Compositor, violinista y director de orquesta austriaco. Conocido como «el rey del vals», Johann Strauss II o segundo (así llamado para diferenciarlo de su padre, el también compositor Johann Strauss) formó parte de la dinastía de músicos que convirtió esta modalidad de baile en un símbolo de Viena.

Niño prodigio, compuso su primer vals cuando sólo contaba seis años. No obstante, su dedicación a la música encontró la firme oposición de su progenitor, que quería que fuese comerciante. Sin embargo, gracias al apoyo de la madre, pudo tomar lecciones de violín y composición en secreto y dedicarse a la música.

A los diecinueve años fundó su propia orquesta, que compitió en éxito con la de su padre. A la muerte de éste en 1849, ambas orquestas se unieron en una sola bajo la dirección del joven Strauss, que dio conciertos con gran éxito en las principales ciudades de Francia, Alemania, Inglaterra, Rusia y los Estados Unidos. Aclamado en todo el mundo, en 1863 fue nombrado director de la música de baile de la corte de Viena.

Ese mismo año, después de su matrimonio con la cantante Jetty Treffe, confió la dirección de su famosa orquesta a sus hermanos Eduard y Joseph. A partir de entonces se consagró a la composición de operetas, con títulos como El murciélago (1874) y El barón gitano (1885), y de valses: El Danubio azul (1867), Rosas del sur (1880), El vals del emperador (1889) y Voces de primavera (1883) son algunos de sus valses más populares.

El Danubio azul es considerada como la más importante de las 498 composiciones de danza. Consiste en una introducción (44 compases) del vals propiamente dicho, dividido en cinco partes, algunas de las cuales va precedida de una "entrada" para terminar en una extensa "coda" de 148 compases. Allí se afirma el carácter decididamente rítmico de la melodía, orientada directamente, incluso con su variedad de acentos y de movimientos, a los fines de la danza. Bajo este aspecto, la obra constituye un verdadero modelo en su género. En el bello Danubio azul (tal es su título original en alemán) pudo escucharse por primera vez en 1867, pero no tal como hoy lo conocemos, sino en una versión coral. La orquestal, desde el mismo momento de su estreno (1890), tuvo una acogida triunfal que no ha remitido con el tiempo.

De sus operetas, debe destacarse la opereta en tres actos El murciélago, representada por vez primera en Viena, en el teatro An Der Wien, el 6 de abril de 1874. La acción transcurre en un balneario termal junto a Viena, donde una joven casada, muy sensible a los requerimientos amorosos de un tenor, lo recibe en su casa en ausencia del marido. Pero la policía, que está buscando al marido, se presenta en la casa y detiene en su lugar al tenor. Aclarado el equívoco que, a su vez, da lugar a otros divertidos enredos el asunto termina, como no podía menos, de la mejor manera posible. El título deriva del apodo de "Murciélago" que le dan al director de prisiones, por haberse disfrazado de este animal para asistir a un baile de máscaras.

El Murciélago  es la opereta más típicamente vienesa y, en la historia de esta forma teatral, marca efectivamente una fecha, por llevar a escena por primera vez hombres actuales y cotidianos, que viven la vida de su tiempo cantando alegremente vestidos a la moda del día, en lugar de personajes imaginarios, ataviados de manera fantástica, ya fuesen históricos, ya mitológicos. El Murciélago debe además su importancia al hecho de haber iniciado la opereta-vals, característica de Johann Strauss hijo, y de sus sucesores, los operetistas vieneses y alemanes en general. En efecto, en El Murciélago, el vals está elevado al nivel de generador lírico de la opereta entera, y sobre todo en el segundo acto (la fiesta en el jardín) anima la escena con la inagotable riqueza de sus melodías.

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