El loco y la triste

En El loco y la triste, la utopía es uno de los ejes guían esta historia, casi podríamos decir, que es su hilo conductor. La realidad de los personajes es cruda, viven insertos en la más profunda miseria y en una vida denigrante, que de cierta manera lo único que les queda es soñar. Ella es una prostituta, ya grande, renga, que se fue de su casa siendo muy joven, para pasar a vivir una vida de humillaciones y dolores. Él, es un alcohólico que está a punto de morirse de cirrosis, que no tiene plata, trabajo, ni esperanza de vida.

Se encuentran, luego de una noche de alcohol, en una construcción semiderruida, que va a ser demolida para construir un shopping center. Estos dos personajes pasan toda la obra recordando los momentos felices de su niñez en que todo (o casi todo) era perfecto, idealizando su vida anterior. Su realidad está tan inserta en la pobreza, que su forma de supervivencia, está en ese mundo utópico, del cual recuerdan anécdotas e historias (que muchas veces no parecen reales); idealizan también la vida que tendrán después de la muerte como una situación ideal, en un lugar perfecto, donde tendrán todo lo que ahora desean y nunca pudieron tener, y donde les espera la felicidad eterna.

Apto mayores 12 años